sábado, 31 de mayo de 2008

Manifiesto (Hablo por mi diferencia)






No soy Pasolini pidiendo explicaciones



No soy Ginsberg expulsado de Cuba
No soy un marica disfrazado de poeta
No necesito disfraz
Aquí está mi cara
Hablo por mi diferencia
Defiendo lo que soy
Y no soy tan raro
Me apesta la injusticia
Y sospecho de esta cueca democrática
Pero no me hable del proletariado
Porque ser pobre y maricón es peor
Hay que ser ácido para soportarlo
Es darle un rodeo a los machitos de la esquina
Es un padre que te odia
Porque al hijo se le dobla la patita
Es tener una madre de manos tajeadas por el cloro
Envejecidas de limpieza
Acunándote de enfermo
Por malas costumbres
Por mala suerte
Como la dictadura
Peor que la dictadura
Porque la dictadura pasa
Y viene la democracia
Y detrasito el socialismo
¿Y entonces?
¿Qué harán con nosotros compañero?
¿Nos amarrarán de las trenzas en fardos
con destino a un sidario cubano?
Nos meterán en algún tren de ninguna parte
Como en el barco del general Ibáñez
Donde aprendimos a nadar
Pero ninguno llegó a la costa
Por eso Valparaíso apagó sus luces rojas
Por eso las casas de caramba
Le brindaron una lágrima negra
A los colizas comidos por las jaibas
Ese año que la Comisión de Derechos Humanos
no recuerda
Por eso compañero le pregunto
¿Existe aún el tren siberiano
de la propaganda reaccionaria?
Ese tren que pasa por sus pupilas
Cuando mi voz se pone demasiado dulce
¿Y usted?
¿Qué hará con ese recuerdo de niños
Pajeándonos y otras cosas
En las vacaciones de Cartagena?
¿El futuro será en blanco y negro?
¿El tiempo en noche y día laboral
sin ambigüedades?
¿No habrá un maricón en alguna esquina
desequilibrando el futuro de su hombre nuevo?
¿Van a dejarnos bordar de pájaros
las banderas de la patria libre?
El fusil se lo dejo a usted
Que tiene la sangre fría
Y no es miedo
El miedo se me fue pasando
De atajar cuchillos
En los sótanos sexuales donde anduve
Y no se sienta agredido
Si le hablo de estas cosas
Y le miro el bulto
No soy hipócrita
¿Acaso las tetas de una mujer
no lo hacen bajar la vista?
¿No cree usted
que solos en la sierra
algo se nos iba a ocurrir?
Aunque después me odie
Por corromper su moral revolucionaria
¿Tiene miedo que se homosexualice la vida?
Y no hablo de meterlo y sacarlo
Y sacarlo y meterlo solamente
Hablo de ternura compañero
Usted no sabe
Cómo cuesta encontrar el amor
En estas condiciones
Usted no sabe
Qué es cargar con esta lepra
La gente guarda las distancias
La gente comprende y dice:
Es marica pero escribe bien
Es marica pero es buen amigo
Súper-buena-onda
Yo no soy buena onda
Yo acepto al mundo
Sin pedirle esa buena onda
Pero igual se ríen
Tengo cicatrices de risas en la espalda
Usted cree que pienso con el poto
Y que al primer parrillazo de la CNI
Lo iba a soltar todo
No sabe que la hombría
Nunca la aprendí en los cuarteles
Mi hombría me la enseñó la noche
Detrás de un poste
Esa hombría de la que usted se jacta
Se la metieron en el regimiento
Un milico asesino
De esos que aún están en el poder
Mi hombría no la recibí del partido
Porque me rechazaron con risitas
Muchas veces
Mi hombría la aprendí participando
En la dura de esos años
Y se rieron de mi voz amariconada
Gritando: Y va a caer, y va a caer
Y aunque usted grita como hombre
No ha conseguido que se vaya
Mi hombría fue la mordaza
No fue ir al estadio
Y agarrarme a combos por el Colo Colo
El fútbol es otra homosexualidad tapada
Como el box, la política y el vino
Mi hombría fue morderme las burlas
Comer rabia para no matar a todo el mundo
Mi hombría es aceptarme diferente
Ser cobarde es mucho más duro
Yo no pongo la otra mejilla
Pongo el culo compañero
Y ésa es mi venganza
Mi hombría espera paciente
Que los machos se hagan viejos
Porque a esta altura del partido
La izquierda tranza su culo lacio
En el parlamento
Mi hombría fue difícil
Por eso a este tren no me subo
Sin saber dónde va
Yo no voy a cambiar por el marxismo
Que me rechazó tantas veces
No necesito cambiar
Soy más subversivo que usted
No voy a cambiar solamente
Porque los pobres y los ricos
A otro perro con ese hueso
Tampoco porque el capitalismo es injusto
En Nueva York los maricas se besan en la calle
Pero esa parte se la dejo a usted
Que tanto le interesa
Que la revolución no se pudra del todo
A usted le doy este mensaje
Y no es por mí
Yo estoy viejo
Y su utopía es para las generaciones futuras
Hay tantos niños que van a nacer
Con una alíta rota
Y yo quiero que vuelen compañero
Que su revolución
Les dé un pedazo de cielo rojo
Para que puedan volar.





Escrito por Pedro Lemebel. Este texto fue leido en Septiembre del '86 en un acto de la izquierda chilena.

lunes, 26 de mayo de 2008

Unir las luchas



El pasado 18 de mayo se cumplieron 20 meses de la desaparición de López, 20 meses de impunidad, de complicidad del Gobierno. Como Comisión de Género marchamos por primera vez con nuestra bandera, junto a los trabajadores de Mafissa, organismos de derechos humanos, organizaciones sociales, etc. Y, seguramente, ustedes se preguntaran: ¿Qué hacíamos ahí? ¿Qué relación hay?

Creemos que hay que unir las luchas!! Porque el mismo gobierno que reprime en Mafissa o permite la impunidad del secuestro y desaparición de López, es también el que mantiene las leyes represivas como la penalización del aborto y el código de faltas, entre otras.


Sabemos que la solución no está en la modificación de una ley, en el cambio de un gobierno, o demás cuestiones burocráticas. Por eso, nos proponemos entender que la lucha va más allá del papel o del discurso, ya que el problema esta encarnado en la sociedad misma y si nosotrxs nos conformamos, acomodamos o amoldamos para ser ‘incluidxs’, lo único que estaríamos haciendo es justificar y legitimar esta realidad que nos continua oprimiendo, reprimiendo, explotando, silenciando o desapareciendo.



Exigimos al Gobierno la aparición con vida ya de Jorge Julio López


Comisión de Género del Centro de Estudiantes

sábado, 17 de mayo de 2008

Es preciosa mi sangre

No nos importa la identidad como carta de ciudadanía,
No nos importa la identidad como cuota dentro del sistema,
No nos importa la identidad como espacio de reivindicación de derechos,
No nos importa la identidad como espacio de poder, ni de “ficción de poder” y nos mofamos del empoderamiento.
No nos importa la identidad como aditamento de diversidad que nutre al neoliberalismo en la ornamentación de sus horrores.
No nos importa la identidad como sentido de pertenencia, ni de obediencia.
Cualquier identidad puede ser engullida y absorbida por la normatización el disciplinamiento y la lógica del sistema, cualquier disidencia puede ser reabsorbida reconducida, reacondicionada y consumida.
No importa cual fuera el punto de partida para ésta: la edad, el sexo, el color de la piel, el lugar geográfico donde has nacido, tus elecciones para el placer, tu origen cultural, tu trabajo , tu ropa, no importa.
Cualquiera de estas diferencias contenedoras de identidades pueden nutrir al propio sistema en su reforzamiento, pueden constituir una prótesis del sistema en su fortalecimiento, en sus espejismos de libertad, en sus augurios de incorporación e inclusión sociopolítica.
La inclusión no es sino un proceso de vanalización de la identidad, de reducción de sus contenidos al mínimo, es un proceso de vaciamiento y sustitución de horizontes propios , quiméricos y utópicos por horizontes prestados, posibles e igualitarios.
A nuestros ojos no está pues la disidencia del sistema en la sexualidad, el placer, ni el sexo, no está la disidencia del sistema en el color de la piel o el origen cultural por sí mismos y de antemano.

No es ser indio alternativo a ser blanco;
Ni ser mujer alternativo a ser hombre,
No es ser transexual alternativo a ser hombre,
Ni ser maricón o lesbiana alternativo a ser heterosexual.
Porque todos éstos lugares de identidad han sido tomados en cuenta, cubiculados, clasificados y ordenados y hasta perversamente constituidos para hacer turno y fila en su proceso de incorporación y aniquilamiento. En otras palabras las posibilidades de que esto suceda son hartas, son constantes y están dadas de antemano no necesariamente desde una práctica persecutoria como tantas veces suponemos o imaginamos, sino desde una práctica rutinaria y sutil. Por eso la identidad vivida vista, sentida o pretendida como bloque, como unidad social, como lugar de contestación social inequívoco, como pertenencia rígida e ineludible no es sino un engranaje más de las tantas formas de dominación porque vista así es también una forma de reedición de los mandatos de agrupamiento entre idénticos en torno de un padre como poder ordenador .
La identidad no es tampoco un campo de legitimidad política a priori.
Pienso en mis amigas las indias, en las hermanas aymarás o quechuas o de cualquier otra cultura cuya desobediencia cultural les significa el despojo del lugar de pertenencia, pienso en los mandatos de maternidad y servidumbre que pesan sobre ellas como indias y de cara a sus propios hermanos de cultura, mandatos imposibles de separar de la afirmación cultural por lo que cada vez que una de ellas se nombra a sí misma como india se nombra también y al mismo tiempo como “obediente de un mandato”.
Pienso en los espacios GLBT constituidos así desde la norma heterosexual y convertidos en sacos identitarios indiferenciados y amorfos donde cave todo. Lugar donde se impone la constitución de identidad desde una visión liberal del placer que divide la cancha entre heterosexuales versus “otros”, en un agrupamiento de prácticas sexuales que incluyen relaciones de violencia y sometimiento que las mujeres y las mujeres lesbianas conocemos perfectamente y que forman parte en muchos casos de nuestro proceso de socialización, que forman parte de nuestra memoria remota y que las conocimos en el seno de la familia nuclear patriarcal y porque allí las conocimos hoy no las reconocemos como alternativas ni transgresoras, sino como violentas destructivas y aniquiladoras. La violación y el incesto no son juegos de roles intercambiables, ni son juegos estéticos de género, son formas ancestrales de violencia contra nosotras las mujeres.
El núcleo GLBT es un espacio identitario donde las lesbianas hemos extraviado la memoria de nuestras luchas , la palabra propia y directa, el horizonte propio, el vínculo con otras mujeres y hasta la noción de nuestros propios cuerpos y del deseo lésbico como constituyente de un desacato al patriarcado fundamental e imperdonable.
No hay identidad que me haya ofrecido refugio ni acogida, porque no hay identidad que me haya considerado en ultima instancia pura y digna de pertenencia. Por eso asumo dichosamente la perspectiva desde fuera.
Huyo fuera,
al afuera,
a la intemperie,
a la calle,
a la vulnerabilidad completa.
Me ubico por fuera de los mandatos y los códigos de convivencia y de obediencia. Y opto por incomodar en todos los espacios .
Trascender la afirmación de la identidad y reconocerme, impura, imperfecta, desarraigada, desvinculada, contradictoria y compleja. Puedo reconocerme -no perteneciente- y romper la mudez y el silencio hablando una lengua inédita.
La identidad nos importa en la medida en la que es espacio para crear desorden socialdesorden afectivo, desordenando turnos, prioridades y privilegios.
Nos importa para deshacerla, rehacerla y reinventarla.
Rechazamos la autoafirmación egocéntrica reiterativa, victimista y rutinaria de la diferencia, partimos de la certeza que ningún espacio asignado ni inclusivo, ni exclusivo, ni excluyente, ni separatista es terreno de lucha y contestación social.
Por eso construimos e inventamos un espacio propio no prestado por el orden social; un espacio que es ejercicio subversivo, que es artesanal y no académico, que es práctica social y palabra al mismo tiempo.
Un espacio capaz de desordenar las relaciones sociales y sus jerarquías, no constituyéndose allá lejos en una isla de la fantasía o en un aula académica, sino instalándose en el centro de las relaciones sociales, en el centro de las angustias de cada día, instalándose en el centro de los mercados, de la televisión, de las paredes de las calles y de los chismes de la gente.
Es el espacio de las relaciones insólitas construidas no desde la identidad sino desde la rebeldía y el desacato de pertenencia; un espacio de desobedientes, de enloquecidas, de rebeldes.
Espacio heterogéneo que no expresa la suma de variedades, espacio heterogéneo que no es la suma de diversidades como en un supermercado, sino que expresa formas de relacionamiento prohibidas e insólitas.
Formas de hermanamiento y complicidad prohibidas, subversivas e insólitas. Mujeres hermanadas, mujeres constituyéndose unas a otras en interlocutoras, actoras, y revoltosas, reinventoras de todos los significados, de los significados del color de la piel, del cuerpo y del deseo .
Espacio de hermanamiento no con la otra “igual”, sino con la otra diferente., espacio siempre incompleto donde la identidad esta destinada a ser únicamente un fragmento de.
Espacio que nos exige la construcción de coreografías y geografías propias que hagan nuestro relacionamiento posible, para tocarnos y entendernos, para querernos y solidarizarnos y para rebasar los límites de unas y otras en un proceso de construcción de soberanía imborrable.
Coreografía de unas al lado de las otras,
de unas con las otras,
Coreografía de todas o ninguna;
sin filas, ni turnos de lo aceptable
Coreografía de mujeres reconstituidas desde la rebeldía en sujeto histórico transformador y desordenador.
Espacio de heterogeneidad, espacio de celebración de la diferencia y de celebración de la unidad compleja de diferentes al mismo tiempo.
Celebración de una unidad indigesta, inexplicable e incompleta.Celebración de historias personales y elecciones existenciales; augurio de cambio y augurio de utopía.
Espacio político de indias, putas y lesbianas juntas, revueltas y hermanadas:
Juntas desobedeciendo mandatos culturales.
Juntas desobedeciendo privilegios y jerarquías.
Juntas desobedeciendo mandatos familiares,
juntas reescribiendo nuestros amores para ser hermana, amiga y amante de quien yo quiero ser.
Juntas desobedeciendo mandatos religiosos, patrióticos y militares.
Juntas en asamblea de voces directas que no admiten traducción, intermediación, interpretación, ni representación.
juntas para reinventarnos y también para sobrevivir.
Juntas como augurio de utopía y tarea urgente al mismo tiempo.

María Galindo


Mujeres Creando

viernes, 16 de mayo de 2008

MUJERES DE FIERRO


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A propósito del "Día contra la violencia hacia la mujer"

El 25 de noviembre se conmemora el día de la no violencia contra la mujer. Es una buena oportunidad para pensar sobre el punto, que muchos solo ven en su aspecto más brutal de la violencia física, pero que comienza mucho antes, con la negación de la mujer como persona, cuando se le desconoce el derecho a ser como elija, dejando de lado los estereotipos del sistema patriarcal. La fuerza de éste como cualquier sistema de opresión está en que los sujetos que lo conforman no sean consientes de él, por eso el primer paso para el cambio es hacerlo visible.
Cada vez que me reconozco como feminista tengo que aclarar que no estoy contra los hombres ni reclamo privilegios
para las mujeres. El vocabulario es tan tendencioso que se entiende al feminismo como antítesis de machismo (poder hegemónico de los varones). Entonces se cree que es pasar a que manden las mujeres. Y eso horroriza, tanto a unos como a otras que entonces, temerosas, se apuran a aclarar “yo no soy machista ni feminista”, como si esto fuera posible, pero según creo no lo es;… o estoy a favor del sometimiento de la mujer o de su liberación. No hay otra opción. El poder hegemónico de la mujer no lo plantea nadie.
Por el contrario el feminismo es la vindicación de la mujer como persona, la búsqueda de obtención de todos los derechos sin distinción de género y la exigencia de respeto de todos sus pares.
Me han dicho que esa búsqueda esta pasada de moda porque actualmente somos iguales. Por eso quisiera nombrar algunos “detalles” que marcan qué tan iguales somos.
Empecemos por analizar un poco el vocabulario que nos forma.
La humanidad es “El hombre”, las mujeres vamos incluidas. Y así en todas las generalizaciones (ciudadanos, padres, maestros, etc.) Basta que haya solo un varón en lo que se quiera nombrar, aunque haya 100 mujeres, para que se use el sustantivo masculino, hacerlo al revés (decir alumnas en vez de alumnos) implica una “denigración” para el varón incluido.
No es casual que a (casi) todas las embarazadas o parejas primerizas se les desee y ellas mismas deseen públicamente que su hijo sea varón, solo con el segundo se animan a opinar “es lo mismo”. El primero es la revancha de la madre y la prolongación del padre en la vida libre. Se escucha “quisiera un varón porque son más independientes” (claro, él puede ser lo que quiera, siempre que quiera seguir siendo varón).
¿no sospechan ni por asomo que las personas no nacen diferentes si no que nosotros los hacemos de una u otra manera? Todos necesitamos ser amados y si mamá me dice que soy buena y obediente y que mi hermano es fuerte y valiente, seremos así, trataremos de ser como mamá nos quiere. Luego, como la escuela y la sociedad nos quiere.
Unos tienen permiso para expresarse, otras son reprimidas ante el intento.
Si hemos estado en alguna reunión de padres en la escuela, es muy probable que recordemos éste comentario. “Fulanito es inteligente pero no estudia, es vago, en cambio la hermana, pobrecita no es tan inteligente pero es tan cumplidora y aplicada”.
¿A quien estamos estimulando, quien se sentirá más seguro de si mismo/a? Seguramente se puede justificar "lo digo porque es cierto”, pero también lo podemos ver como que es cierto porque se lo dijimos así desde que nacieron.
Quien no escucho “Mi nene es peleador, revoltoso” “Los varones son así” en cambio “Ella es una llorona”, o dicho de otra forma ellos pueden luchar y defenderse (son alentados para eso) y a ellas se les dice” ¡las mujeres no pelean! ¡Eso es de varones!...No insultan, no gritan, no tiran cosas, en definitiva tienen prohibido rebelarse. También está mal visto que disfruten de la energía de su cuerpo, que corran, trepen árboles, se ensucien, hagan ruido. Disfrutar no es de mujeres “Sos una machona”.
Todo ayuda en la creación de seres que ocupen un lugar predeterminado en la sociedad
También forma lo que se habla todos los días, en cualquier lado. Veamos, los insultos hacen siempre referencia a las mujeres de la familia del agredido, o de manera degradante al rol femenino en el acto sexual. Así mismo tener coraje, es tener atributos masculinos y poner “todo en juego” es poner esos atributos sobre la mesa.
El año pasado, pasaron por mi casa para hacer una encuesta y la última pregunta fue” ¿Quién es el jefe de hogar?”. A lo que respondí “En éste hogar no hay jefe”. La encuestadora se sorprendió ante la respuesta y trató de persuadirme para que conteste a lo que me negué repetidas veces y al final las dos nos reímos. No estaba prevista esa simpleza. En esta sociedad, aunque bastante evolucionada, se le sigue llamando “jefe de hogar” al proveedor varón, aunque los proveedores en la pareja sean los dos, y aunque fuera solo él, ¿Por qué esa condición le da el rol de jefe? ¿Porque es más valorizada la posición del que aporta bienes económicos que no podría aportar si la mujer no hiciera el trabajo doméstico gratis? Así funciona el patriarcado y en él transitamos subordinadas e inconcientes. Creyéndonos libres, repitiendo conductas (sólo a la nena se le pide ayuda en casa) y lenguaje (para nada inocente ni casual), ¿no nos damos cuenta en la posición en que nos ponemos?

… Y si pasa entre las paredes del hogar “no te metas”, “cada casa es un mundo”, “dejalos que se arreglen entre ellos” y hemos escuchado hasta el extremísimo “si no se va es porque le gusta que le peguen”. Así muchísimas mujeres sufren violencia familiar de los mismos que las mantienen económicamente sometidas, y los demás indiferentes, como si tuvieran derecho a agredirnos por el solo hecho de ser mujeres. ¿No será que lo privado también es público y que no hay que dejar solas a las víctimas?
Y desde la cultura también baja la línea hegemónica. Pensemos en música, nadie puede negar que el tango sea mayoritariamente machista, pero algo más moderno como el rock ¿es más evolucionado? ¿Han escuchado un tema de Attaque 77 haciendo una apología del crimen de Barreda? Por si no lo recuerdan es aquel dentista platense que cometió el “acto heroico” de asesinar a todas las mujeres de su familia (esposa, suegra e hijas). ¿Puede alguien justificar algo así? Y por lo visto sí, porque los jóvenes hacen pogo mientras vitorean a la banda. Y a muchos adultos le cae simpático.
Por otro lado muchas creen ganar espacios volviéndose forzosa y exageradamente sexuadas, imitando conductas sin compromiso y relaciones sin responsabilidad, tradicionalmente masculinas. Así en lugar de volvernos más libres nos enredamos más y más, haciéndoles la vida más fácil a los que siempre la tuvieron fácil. Y ahí tenemos embarazos adolescentes, madres involuntariamente solas, o resignadas a compartir amores que no llegan a ser exclusivos.
Cuando las mujeres salimos al ámbito público, se nos ve como peligrosas, sali
mos a robar espacios ajenos. Cuando los varones se involucran en lo doméstico “bajan” a ayudar porque son buenos. “Vos tenés suerte que tu marido te ayuda”. Todavía hoy si la casa está sucia la sucia es la mujer y si en la casa se pasan necesidades económicas el haragán es el hombre. ¿No es la casa y la familia acaso de los dos? ¿No es la sociedad un lugar para compartir?
Así los roles nos tienen a todos presos, nadie es del todo libre mientras se espere de él o ella que cumpla determinado puesto por el sexo con el que vino al mundo.
Todos desde chicos y chicas tendríamos que poder hacer cosas y
decir cosas, probar y equivocarnos, eso nos hace capaces. Decirle a alguien “eso no lo hagas que no es para vos, que no vas a poder” es truncar un deseo y cuando se repite mucho ese comentario genera una frustración que anula la persona que podríamos haber llegado a ser.
Aunque aquí me centré en las mujeres, es obvio que igualmente los hombres son presas de moldes de los que les es muy difícil salir. La única diferencia es la jerarquía del molde. Atrevernos a ser cada cual como sea, desprendernos de lo que los demás esperan que seamos es el gran desafío. Hoy mi hija me dijo que todo esto no es determinante sino condicionante. Y tiene razón, hay salida, se puede cambiar, no es inalterable.
Sueño con un mundo en el que nuestros hijos e hijas puedan vivir sin prejuicios, pudiendo elegir como ser, sin lugares predeterminados, sin opresores ni oprimidos ni en la sociedad, ni en la casa, ni en la cama. Después vendrá la “conveniencia” de tener una hija, así escuchamos “tengo todos varones, quisiera que ésta fuera nena, porque son más compañeras, no se van como ellos”, léase: “me va a cuidar cuando esté vieja y enferma”. O también he escuchado “las nenas son mas lindas para vestirlas y peinarlas”… ¿puede ser tamaña aberración? ¿Encontrarle lo positivo a una hija en que nos haga de muñeca?
Sabemos que la palabra es creadora. Así si a alguien se le repite desde que nace que no sirve para nada, no servirá para nada. Bueno, ahora pensemos como nos nombraron a nosotras desde que nacimos y como nombramos nosotras y nosotros a nuestras hijas e hijos.
A los varones se los forma para que sean independientes (no nacen así), se les exige, se los presiona para que se autoabastezcan, porque se cree que pueden, se les pide que hagan cosas importantes porque se cree en ellos. A nosotras se nos “perdona” que no lo hagamos, podemos ser flojas, débiles, al fin y al cabo somos mujeres, podemos seguir siendo dependientes toda la vida (¡que mejor!). Es ese el privilegio con que se nos educa, por los mismos que se benefician con tenernos fuera de circulación. Niñas eternas. Así se valora en los niños la acción, la decisión, la tenacidad, la agresividad, mientras a las niñas se las espera suaves, pasivas, delicadas, ¡calladas! Tanto que a veces no se atreven a denunciar abusos de esos mismos que de niños fueron incitados a ser tan agresivamente activos.
Desde la infancia en los niños se “admira” la valentía, la inteligencia, el arrojo, la perseverancia, la fuerza, el raciocinio, se los define como más ruidosos, agresivos.
A las niñas se les “elogia” que sean prolijas, obedientes, dóciles, mansas, coquetas, que hablen bajo (de paso nadie las escucha) y que estén lo mas quietas posible. Y lo estarán seguramente, y probablemente serán sumisas y tan bajo hablarán que no podrán pedir ayuda cuando necesiten.
A todos se nos educa para trabajar pero a unos para que trabajen buscando la recompensa y a otras para que lo hagamos gratis, como servicio. A los varones ni se les cruza por la cabeza trabajar gratis. Y este matiz como todo lo demás trae consecuencias.
¿Cuántas personitas habremos matado en la cárcel de ese molde? ¿Cuántos seres creativos, originales, no pudieron y no podrán liberarse de él?
Las madres, los padres y los docentes
¿no sospechan ni por asomo que las personas no nacen diferentes si no que nosotros los hacemos de una u otra manera? Todos necesitamos ser amados y si mamá me dice que soy buena y obediente y que mi hermano es fuerte y valiente, seremos así, trataremos de ser como mamá nos quiere. Luego, como la escuela y la sociedad nos quiere.
Unos tienen permiso para expresarse, otras son reprimidas ante el intento.
Si hemos estado en alguna reunión de padres en la escuela, es muy probable que recordemos éste comentario. “Fulanito es inteligente pero no estudia, es vago, en cambio la hermana, pobrecita no es tan inteligente pero es tan cumplidora y aplicada”.
¿A quien estamos estimulando, quien se sentirá más seguro de si mismo/a? Seguramente se puede justificar "lo digo porque es cierto”, pero también lo podemos ver como que es cierto porque se lo dijimos así desde que nacieron.
Quien no escucho “Mi nene es peleador, revoltoso” “Los varones son así” en cambio “Ella es una llorona”, o dicho de otra forma ellos pueden luchar y defenderse (son alentados para eso) y a ellas se les dice” ¡las mujeres no pelean! ¡Eso es de varones!...No insultan, no gritan, no tiran cosas, en definitiva tienen prohibido rebelarse. También está mal visto que disfruten de la energía de su cuerpo, que corran, trepen árboles, se ensucien, hagan ruido. Disfrutar no es de mujeres “Sos una machona”.
Todo ayuda en la creación de seres que ocupen un lugar predeterminado en la sociedad
También forma lo que se habla todos los días, en cualquier lado. Veamos, los insultos hacen siempre referencia a las mujeres de la familia del agredido, o de manera degradante al rol femenino en el acto sexual. Así mismo tener coraje, es tener atributos masculinos y poner “todo en juego” es poner esos atributos sobre la mesa.
El año pasado, pasaron por mi casa para hacer una encuesta y la última pregunta fue” ¿Quién es el jefe de hogar?”. A lo que respondí “En éste hogar no hay jefe”. La encuestadora se sorprendió ante la respuesta y trató de persuadirme para que conteste a lo que me negué repetidas veces y al final las dos nos reímos. No estaba prevista esa simpleza. En esta sociedad, aunque bastante evolucionada, se le sigue llamando “jefe de hogar” al proveedor varón, aunque los proveedores en la pareja sean los dos, y aunque fuera solo él, ¿Por qué esa condición le da el rol de jefe? ¿Porque es más valorizada la posición del que aporta bienes económicos que no podría aportar si la mujer no hiciera el trabajo doméstico gratis? Así funciona el patriarcado y en él transitamos subordinadas e inconcientes. Creyéndonos libres, repitiendo conductas (sólo a la nena se le pide ayuda en casa) y lenguaje (para nada inocente ni casual), ¿no nos damos cuenta en la posición en que nos ponemos?

… Y si pasa entre las paredes del hogar “no te metas”, “cada casa es un mundo”, “dejalos que se arreglen entre ellos” y hemos escuchado hasta el extremísimo “si no se va es porque le gusta que le peguen”. Así muchísimas mujeres sufren violencia familiar de los mismos que las mantienen económicamente sometidas, y los demás indiferentes, como si tuvieran derecho a agredirnos por el solo hecho de ser mujeres. ¿No será que lo privado también es público y que no hay que dejar solas a las víctimas?
Y desde la cultura también baja la línea hegemónica. Pensemos en música, nadie puede negar que el tango sea mayoritariamente machista, pero algo más moderno como el rock ¿es más evolucionado? ¿Han escuchado un tema de Attaque 77 haciendo una apología del crimen de Barreda? Por si no lo recuerdan es aquel dentista platense que cometió el “acto heroico” de asesinar a todas las mujeres de su familia (esposa, suegra e hijas). ¿Puede alguien justificar algo así? Y por lo visto sí, porque los jóvenes hacen pogo mientras vitorean a la banda. Y a muchos adultos le cae simpático.
Por otro lado muchas creen ganar espacios volviéndose forzosa y exageradamente sexuadas, imitando conductas sin compromiso y relaciones sin responsabilidad, tradicionalmente masculinas. Así en lugar de volvernos más libres nos enredamos más y más, haciéndoles la vida más fácil a los que siempre la tuvieron fácil. Y ahí tenemos embarazos adolescentes, madres involuntariamente solas, o resignadas a compartir amores que no llegan a ser exclusivos.
Cuando las mujeres salimos al ámbito público, se nos ve como peligrosas, salimos a robar espacios ajenos. Cuando los varones se involucran en lo doméstico “bajan” a ayudar porque son buenos. “Vos tenés suerte que tu marido te ayuda”. Todavía hoy si la casa está sucia la sucia es la mujer y si en la casa se pasan necesidades económicas el haragán es el hombre. ¿No es la casa y la familia acaso de los dos? ¿No es la sociedad un lugar para compartir?
Así los roles nos tienen a todos presos, nadie es del todo libre mientras se espere de él o ella que cumpla determinado puesto por el sexo con el que vino al mundo.
Todos desde chicos y chicas tendríamos que poder hacer cosas y decir cosas, probar y equivocarnos, eso nos hace capaces. Decirle a alguien “eso no lo hagas que no es para vos, que no vas a poder” es truncar un deseo y cuando se repite mucho ese comentario genera una frustración que anula la persona que podríamos haber llegado a ser.
Aunque aquí me centré en las mujeres, es obvio que igualmente los hombres son presas de moldes de los que les es muy difícil salir. La única diferencia es la jerarquía del molde. Atrevernos a ser cada cual como sea, desprendernos de lo que los demás esperan que seamos es el gran desafío. Hoy mi hija me dijo que todo esto no es determinante sino condicionante. Y tiene razón, hay salida, se puede cambiar, no es inalterable.
Sueño con un mundo en el que nuestros hijos e hijas puedan vivir sin prejuicios, pudiendo elegir como ser, sin lugares predeterminados, sin opresores ni oprimidos ni en la sociedad, ni en la casa, ni en la cama.

sábado, 10 de mayo de 2008

PARA UN MEJOR AMOR



Nadie discute que el sexo


es una categoria en el mundo de la pareja:


de ahi la ternura y sus ramas salvajes.


Nadie discute que el sexo


es una categoria familiar


de ahi los hijos,


las noches en común


y los días divididos


(él, buscando el pan en la calle,


en las oficinas o en las fábricas;


ella, en la retaguardia de los oficios domésticos,


en la estrategia y la táctica de la cocina


que permitan sobrevivir en la batalla común


siquiera hasta el fin de mes).


Nadie discute que el sexo


es una categoría económica:


basta mencionar la prostitución,


las modas,


las secciones de los diarios que sólo son para ella


o sólo son para él.


Donde empiezan los líos


es a partir de que una mujer dice


que el sexo es una categoría política.


Porque cuando una mujer dice


que el sexo es una categoría política


puede comenzar a dejar de ser mujer en sí


para convertirse en mujer para sí,


constituir a la mujer en mujer


a partir de su humanidad


y no de su sexo,


saber que el desodorante mágico con sabor a limón


y jabón fque acaricia voluptuosamente su piel


son fabricados por la misma empresa que fabrica el napalm


saber que las labores propias del hogar


son las labores propias de la clase social a que pertenece ese hogar,


que la diferencia de sexos


brilla mucho mejor en la profunda noche amorosa


cuando se conocen todos esos secretos


que nos mantenían enmascarados y ajenos.

Roque Dalton García, poeta revolucionario salvadoreño